"HACER MI POSADA DOG FRIENDLY ME SALVÓ DE LA CRISIS"
En 2009 las mascotas salvaron el negocio turístico de Adelina Bárcena. La entonces propietaria de la posada cántabra Trisileja en Cos (hoy tiene otras en Novales y en Toñanes), no duda en reconocer que el turismo pet friendly le salvó del apuro económico que por entonces hundía el país y azotaba con fuerza sectores como los viajes y el ocio, una situación comparable a la que España vive en la actualidad. Así fue cómo los animales cambiaron la vida de los alojamientos Trisileja y de su dueña.
Por: ELENA DELGADO
Adelina había escuchado mil veces la manida frase: en cada crisis hay una oportunidad. Corría el año 2009 y ahí estaba ella, tratando de hacer suyo el dicho y pensando cómo dar la vuelta a la dura situación económica que arrastraba España a la ruina. “Eran los años peores de la primera crisis económica que vivíamos -recuerda- y los pequeños negocios nos veíamos abocados al desastre, entre otras cosas porque no podíamos competir, ni ofertar los mismos servicios de establecimientos más grandes y competitivos”.
Fue entonces cuando entraron en escena las mascotas. Esta mujer, que había conseguido transformar una casa familiar en Cos (Cantabria) en un modo de vida, pensó qué podía ofrecer su pequeño alojamiento rural diferenciándose de otros. Lo vio claro. “Sabía que las mascotas eran las grandes desconocidas en el ámbito rural porque a los clientes de estos establecimientos les gustaba ver animales en los prados, en el campo, pero no estaban acostumbrados a convivir con perros en los alojamientos”. En definitiva, la oferta de alojamiento rural para para turistas con perro en Cantabria era prácticamente nula. “Dí el paso y convertí mi posada en amiga de las mascotas”.
SALVADA DE LA CRISIS CON CERO INVERSIONES
Una decisión firme, cero inversiones, algún cambio en la forma de anunciarse a través de los buscadores y, en poco tiempo, un incremento del negocio de entre un 35% y un 40%. “No gasté prácticamente nada porque ya disponía de un potente sistema de desinfección que aplico periódicamente (la frecuencia es mucho mayor ahora, con la Covid-19) y lo único que hice fue cambiar el sistema de limpieza comprando una aspiradora más potente”.
La idea de acoger a clientes con mascota permitió que ese mismo año Adelina salvara la temporada baja, casi un milagro. Un decenio después Trisileja ha crecido, y a la posada de Cos se han sumado Trisileja en Novales y Trisileja en Puente Romano (Toñanes). En todas ellas los perros son bienvenidos y en todas, aproximadamente la mitad de los clientes que se alojan van acompañados de perros y otras mascotas, como gatos, pájaros, tortugas o conejos.
La regente de Trisileja reconoce que ser alojamiento dog friendly le ha traído casi todo ventajas y prácticamente ningún inconveniente. “Las mascotas están limpias y desparasitadas, esto ya es una cosa normal, y suelen estar muy bien educadas”, aunque no niega algún problema puntual con algún dueño.
UN TURISMO CRECIENTE AL QUE NO SE LE PUEDE DAR LA ESPALDA
Asegura que “es un tipo de turismo que está ahí, no podemos vivir a sus espaldas, muchas familias ya tienen mascota y si no pueden salir con ellas, entonces no viajan”. Buena parte de los huéspedes de Trisileja son viajeros solitarios cuya única compañía es su mascota y, en opinión de Adelina Bárcena, el animal es un miembro más de su familia, por lo que quieren lo mejor para él, y quieren disfrutar de sus viajes con esa compañía, en el hotel, en sus paseos por el monte o descubriendo paisajes”.
En las tres posadas de Adelina está permitido el alojamiento con mascotas sin que ello suponga un coste adicional para el cliente, aunque se prohíbe que los animales se queden solos en las habitaciones, salvo expresa petición. Pueden disfrutar de las zonas comunes y si lo desean, el alojamiento les proporciona desinteresadamente mantas y alfombras para un mejor descanso.
Nosotros nos alojamos en septiembre de 2020 en Trisileja Novales, una casa preciosa en el pueblo de los limoneros a 10 minutos en coche de la playa de Luaña. Por cierto, que el zumo de los limones de la finca no falta en el desayuno, con fruta fresca y bollería artesana. Sin duda, volveremos.