MELILLA

Pipper observa las murallas de Melilla la Vieja.

Melilla con perro

En el norte de África, a orillas del Mediterráneo, Melilla sorprende con su deslumbrante recinto amurallado y su fusión cultural. La ciudad española con más edificios modernistas, tras Barcelona, aspira a convertirse en un destino turístico de referencia. Ojalá logre serlo también para quienes viajan con perro.

En 1497, una expedición de 5.000 soldados encabezada por Pedro de Estopiñán y Virués tomó Melilla, fortaleza en el norte de África abandonada debido a conflictos locales. Desde entonces, la ciudad pertenece a España. Emulando el viaje que estos hombres hicieron hace más de 500 años, en octubre de 2024 visité la ciudad autónoma. Eso sí, en vez de llegar en barco, lo hice volando. Os cuento mi aventura.

CÓMO LLEGAR A MELILLA CON PERRO

Volamos con Iberia. Como peso 7,2 kilos, puedo ir en una bolsa a los pies de Pablo. Al facturar la maleta de mi humano, en el mismo mostrador, me pesaron dentro de la bolsa y pagamos mi billete (40 euros para ir y otros 40 para volver). Iberia permite perros en cabina siempre que el peso del perro y la bolsa juntos no superen los ocho kilos. Si no, hay que ir en bodega. También hay que respetar las medidas máximas que imponen para el transportín (45 cm. de largo, 35 cm. de ancho y 25 cm. de alto). Nosotros nos pasábamos unos gramos, y la bolsa (que es blandita) unos pocos centímetros. Pero el personal de la aerolínea no puso ninguna objeción. Se ve que son flexibles a la hora de aplicar sus normas (siempre que no te pases mucho, porque el espacio que entre los asientos y bajo ellos es el que es). En este otro artículo os contamos con todo lujo de detalles cómo volar con perro.

Tras pasearme por todo el aeropuerto de Barajas, antes de embarcar me metí en mi bolsa y ya no salí hasta poner una pata en Melilla. Me quedé frito. Y es que volar me adormece, también a Pablo. Me vino muy bien el paseo de hora y media que me dieron antes de ir al aeropuerto. El vuelo no llegó a las dos horas y la tripulación de cabina no pudo ser más amable cuando me vieron embarcar. En el vuelo de ida, el asiento de al lado estaba vacío, por lo que mi bolsa no tenía problemas de espacio. En el de vuelta, a Pablo le tocaba ventana y bajo el asiento delantero había una barra que impedía dejar mi bolsa. En el asiento de pasillo no había este problema, y su titular nos hizo el cambio muy amablemente. Así me pudieron acomodar.

En el momento de escribir estas líneas, Iberia tenía vuelos directos a Melilla desde Madrid, Málaga, Sevilla, Almería y Granada. En determinadas fechas también hay conexión directa con Barcelona, Palma y Canarias. Es una pena que Air Europa o Volotea no vuelen a la ciudad autónoma porque su límite de peso para perros en cabina es de diez kilos (en vez de ocho).

Desde Andalucía también salen servicios de ferry a Melilla. Balearia, Transmediterranea y FRS conectan la ciudad con Málaga, Almería y Motril. Son viajes de entre 4,5 y 7 horas y admiten perros, incluso en camarote (perros pequeños y grandes). Nosotros viajamos en camarote dog friendly con Balearia a Palma y la experiencia fue muy buena. Entra en la web de cada compañía para informarte.

LA VACUNA CONTRA LA RABIA, IMPRESCINDIBLE

Viajes como viajes, es imprescindible llevar el pasaporte o cartilla veterinaria con la vacuna de la rabia al día. Esto último lo miran con lupa al embarcar, sobre todo porque en Melilla se han registrado tres casos de rabia animal en lo que va de 2024. La rabia, una vez que se desarrollan los primeros síntomas, es una enfermedad mortal para personas y animales.

España está libre de rabia terrestre en la península e islas desde 1978, gracias a la vacunación de los animales de compañía, pero se continúan notificando casos en Ceuta y Melilla, sobre todo de perros provenientes de Marruecos, según el balance hecho este mismo año por el Instituto de Salud Carlos III.

MELILLA LA VIEJA, UN TESORO QUE HAY QUE VER

Durante el aterrizaje podrás apreciar lo pequeña que es esta ciudad autónoma. Son solo doce kilómetros cuadrados separados del vecino Marruecos mediante una valla. Desde el aire distinguirás perfectamente la ciudad moderna, por un lado, y la fortaleza que guarda la ciudad antigua, por otro. La llamada Melilla la Vieja es un enorme conjunto fortificado que se asoma al mar Mediterráneo. Y ese fue nuestro primer destino nada más aterrizar.

Cuando llegaron aquí hace más de 500 años, Pedro de Estopiñán y Virués y el resto de compatriotas se encontraron una ciudad derruida y deshabitada. La reconstruyeron, la fortificaron y fueron añadiendo nuevas zonas amuralladas con el transcurso de los siglos. El recinto está preciosamente rehabilitado y es un gustazo pasear por él. Si lo ves desde fuera, desde la carretera de la Alcazaba, observarás los muros elevándose desde los acantilados y rodeados de las aguas cristalinas del mar y pequeñas calas de piedras. Y yo me pregunto: ¿Cómo no han grabado Juego de Tronos aquí? ¡Mira las fotos que me hizo Pablo!

El paseo por dentro de Melilla la Vieja te permite cruzar puertas, pasarelas sobre fosos… y ver la única capilla gótica que hay en África, la de Santiago. El acceso con perro a los museos no se permite. Nosotros subimos hasta el Museo Histórico Militar de Melilla, en el baluarte de la Concepción, y nos invitaron a pasar a la zona de patio, donde verás el cañón Calambrino (1799), un arma coetánea del cañón Caminante, que en 1862 marcó los límites de Melilla. Sí, tras el Tratado de Wad-Ras, firmado por la Reina Isabel II y el Rey Mohammed VI, la carga que disparó este cañón llegó a unos 2.900 metros de distancia, punto que se usó para acordar la demarcación de la actual frontera.

Si no vas solo y te puedes turnar en la custodia de tu perrete, te recomendamos que entres en las dos pequeñas salas interiores del museo. Allí te puedes poner unas gafas 3D para ver Melilla desde el aire en 360 grados (muy, muy guay), y contemplar una de las máquinas cifradas Enigma que se usó en la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Civil Española, entre otros valiosos objetos.

Por cierto, gracias a todo el equipo del Museo Militar por recibirnos con tanto cariño y por atender con tanta amabilidad a los visitantes que se acercan con su perro al baluarte.

REFERENTE DEL MODERNISMO

El otro gran punto de interés de la ciudad autónoma es el ensanche Reina Victoria, el centro urbano. Está a dos patadas de la ciudad antigua y lo identificarás de inmediato porque está repleto de edificios modernistas muy bien conservados. ¡Hay cientos de ellos! Resulta que Enrique Nieto, un discípulo de Gaudí, se marchó de Barcelona y se instaló aquí trabajando para el ayuntamiento y creando a principios del siglo XX todos estos bellos edificios. Tras Barcelona, Melilla es el lugar de España que más edificios modernistas atesora.

Melilla es un crisol de culturas y religiones. Cristianos y árabes conviven con judíos e hindúes. Así que visitar este enclave es una gran oportunidad para acercarse a estas culturas.

DORMIR CON PERRO Y TOMAR ALGO EN MELILLA

La zona está llena de bares, cafés… ¡y churrerías! Además de los típicos churros madrileños, aquí hacen una especie de mini porras que son típicas. Hay muchas terrazas y no vimos ningún local oficialmente pet friendly. Sí nos invitaron a sentarnos en la terraza cubierta del restaurante La Flaca, en la plaza de las Cuatro Culturas, y entramos a tomar un típico té moruno (té, azúcar y hierbabuena) en una cafetería de la plaza Héroes de España, pero en este caso me da la impresión de que fue porque no había mucha gente. Según nos dijeron, en el bar La Cervecería se puede entrar con perro, pero no pudimos comprobarlo.

La verdad es que en Melilla no parece que haya una oferta pet friendly definida de cara al turista. Pero es lógico, ya que es una ciudad que está comenzando a plantearse su proyección como destino para el público en general. Ojalá que esa iniciativa vaya pareja a la definición de unas normas de acceso con perros educados a los museos y a una campaña informativa a los empresarios de la hostelería para que sepan de su derecho a recibir clientes con perros educados (atados y formales). Nosotros ponemos a su disposición la guía ‘Cómo ser pet friendly’ que puede verse aquí.

Respecto a la posibilidad de alojarte con tu perro, la cosa está complicada. Nosotros estuvimos en el hotel Melilla Puerto, que tan solo llevaba dos meses aceptando mascotas. Únicamente admiten perros pequeños y no permiten entrar en la cafetería ni en el restaurante con el animal. El hotel Ánfora aplicaba una política igual de restrictiva en el momento de escribir estas líneas. El Parador de Melilla acepta perros hasta 25 kilos, pero no se puede comer en ninguna de sus instalaciones con él. En los buscadores encontrarás 5 o 6 apartamentos como alternativa.

Ojalá que la posibilidad que ya dan las navieras e Iberia de visitar Melilla con perro sea completada pronto con un acceso adecuado a alojamientos, restauración y atracciones turísticas.

LA PLAYA CANINA DE HORCAS COLORADAS

Por cierto, Melilla habilita una zona canina en verano en la playa de Horcas Coloradas, a la que se llega andando durante 20 minutos desde el centro. La playa canina se delimita con una valla y se instala una ducha para perros y papeleras. Yo me pasé por allí para meter mis patitas en estas aguas del Mediterráneo, que son aptas para el baño de todos, humanos y perretes. Como veis en la foto, hay bastantes piedras. Unos vecinos que andaban por allí con sus perros nos contaron que en verano se mejora reponiendo arena, pero que hay que tener cuidado con los anzuelos que dejan tirados los pescadores. Como alternativa más segura para los animales de compañía, proponen que se habilite una zona en las playas que hay en el centro de la ciudad autónoma, más accesibles y con menos piedras y anzuelos.

Para terminar, quiero dar las gracias a la Universidad de Granada por contar con nosotros para participar en el IV Foro Internacional de Turismo Ciudad de Melilla, donde se ha hablado de la importancia de atender las necesidades de las familias con animales de compañía en los espacios turísticos, así como del futuro de Melilla como destino emergente. ¡Gracias a la organización y a los asistentes al evento por tratarme con tanto cariño! Guau.

MELILLAPablo Muñoz Gabilondo